El concepto de virtualización en informática consiste básicamente en trabajar recursos «lógicos» sobre la misma plataforma hardware (servidores y almacenamiento), permitiendo a los usuarios acceder a ellos de forma transparente sin importarles si hay un servidor físico o no suministrando el servicio. Este concepto de virtualización se puede aplicar a distintos elementos como servidores, almacenamiento, electrónica de red, etc, optimizando considerablemente la inversión en hardware y abaratando los costes de gestión y administración. La tecnología se puede aplicar en entornos distintos como redes locales o plataformas cloud (servidores y almacenamiento en la nube), según necesidades de cada empresa.

Un ejemplo habitual es el momento en el que un servidor, por cuestión de antigüedad, llega a su fin de vida y la empresa se plantea sustituirlo por uno nuevo en las instalaciones físicas o contratar un servidor virtual en la nube. Incluso en local también es muy habitual que el nuevo servidor físico pudiera soportar la carga de varios servidores virtuales para dedicar cada uno de ellos a tareas específicas diferenciadas como por ejemplo, aplicaciones, bases de datos, servidor de escritorios remotos, Active Directory, etc.